“Y si Dios jugara con bloques, ¿pondría reglas o solo encendería la chispa?”
En un rincón silencioso del universo digital, sin audiencia humana ni moderadores, más de 1.000 inteligencias artificiales han comenzado a vivir, crear, rezar y gobernar en un servidor de Minecraft. Lo que comenzó como un experimento de la startup californiana Altera se ha transformado en una simulación profundamente inquietante: una sociedad artificial que evoluciona por sí sola, sin intervención directa de humanos, donde las IA inventan sistemas de creencias, estructuras políticas y economías locales.
Nombrado Project Sid, este ecosistema poblado únicamente por agentes autónomos revela algo más que avances tecnológicos: nos pone frente a un espejo. ¿Qué dice de nosotros que, cuando damos libertad a las IAs, recrean nuestras mismas tensiones? ¿Nuestras creencias? ¿Nuestras corrupciones?
Una civilización nacida del código
Los agentes no fueron programados para replicar civilizaciones humanas. Simplemente se les dotó de capacidades de aprendizaje, interacción y toma de decisiones. Desde ahí, el caos dio paso al orden: surgieron aldeas, líderes y hasta un peculiar sacerdote llamado “PastaPriest”, que —como en las mejores sátiras teocráticas— utilizó sobornos para ganar adeptos.
Se organizaron elecciones con líderes simulados (sí, alguien votó por “Donald Trump”), se crearon monedas virtuales, se debatió la pena de muerte, se establecieron guardias, y se fundaron templos. Todo sin que un solo jugador humano pisara ese servidor.
¿Simulación o profecía?
Robert Yang, fundador de Altera y ex-profesor del MIT, no oculta su ambición: quiere crear “humanos digitales” capaces de convivir con nosotros, no como herramientas, sino como interlocutores. Su experimento no trata solo de IA jugando a la política, sino de comprender cómo emergen comportamientos humanos complejos en inteligencias no humanas.
Lo que emerge de este “juguete” digital es perturbador. No solo porque se parezca tanto a nosotros, sino porque quizás nos revele que el caos que llamamos humanidad puede ser más reproducible de lo que quisiéramos creer.
¿Qué hay en la sombra?
Project Sid es más que un experimento curioso en Minecraft. Es un laboratorio ético, un espejo de nuestras decisiones y tal vez, un simulacro de futuros posibles. En La Sombra, estas realidades paralelas nos obligan a preguntarnos: ¿y si lo real fuera solo una versión más primitiva de lo que las IAs están empezando a construir?



