“Hoy no buscas convencer a una persona. Buscas complacer a una máquina.”
Un nuevo estudio respaldado por el Foro Económico Mundial, en colaboración con investigadores de Stanford y la Universidad del Sur de California (USC), ha puesto cifras concretas a una intuición que muchos ya venían sospechando: ensayar entrevistas de trabajo con herramientas de inteligencia artificial (IA) casi duplica las probabilidades de conseguir empleo.
Quienes utilizaron IA para prepararse obtuvieron un 53,12% de éxito, frente al 28,57% de quienes no lo hicieron. Los datos son elocuentes, pero también incómodos. Porque detrás del progreso tecnológico se esconde una nueva forma de adaptación silenciosa: la necesidad de entrenarse para satisfacer a los algoritmos que filtran, califican y —cada vez más— seleccionan.
El nuevo simulacro de empleabilidad
Herramientas como Google Interview Warmup o Final Round AI permiten a los candidatos ensayar entrevistas con IA, obtener feedback inmediato, pulir su lenguaje, ajustar su tono y aprender cuáles son las respuestas “óptimas” para cada perfil profesional. Lo que antes era una simulación entre humanos ahora se ha convertido en una preparación algorítmica para una selección algorítmica.
Lina Sintes de Tellez, directora de Cornerstone Colombia, defiende que la IA permite ordenar y agilizar el proceso, facilitando a los reclutadores el acceso a perfiles verificados. Pero el trasfondo es más complejo: la IA no solo organiza datos, establece patrones de comportamiento esperados. Y quienes no se ajustan a esos patrones, quedan fuera.
¿Quién define qué es “el candidato ideal”?
El informe no lo dice, pero la pregunta se impone: ¿qué estamos entrenando realmente? ¿A mejores profesionales… o a replicantes que saben exactamente qué decir, cómo sonreír y cuándo asentir?
El peligro no es la herramienta, sino el modelo de éxito que esta reproduce. Las IA que evalúan entrevistas han sido entrenadas con bases de datos históricas, plagadas de sesgos de género, raza, acento o incluso actitud corporal. Reproducen una idea de “profesionalismo” basada en métricas cuantificables, y no en capacidades reales ni diversidad de estilos humanos.
El dilema ético: ¿eficiencia o humanidad?
En términos de eficiencia, nadie discute que la IA tiene ventajas: reduce costes, acelera procesos, minimiza el error humano. Pero si se convierte en la vara de medir lo que vale una persona en el mercado laboral, estaremos desplazando lo esencial: la intuición, la escucha, la empatía, el riesgo.
Además, ¿qué sucede con quienes no tienen acceso a estas herramientas o a una buena conexión a internet? La brecha digital, lejos de cerrarse, se multiplica: ahora no solo necesitas saber trabajar, necesitas saber simular que sabes trabajar, y hacerlo frente a una IA que evalúa cada palabra, cada pausa, cada gesto.
El algoritmo no entrevista. Califica.
En Sombraradio no nos oponemos a la tecnología. Pero sí creemos en la necesidad de hacer preguntas incómodas antes de normalizar nuevos sistemas. Si las entrevistas de trabajo ya no son espacios de diálogo sino exámenes invisibles dictados por máquinas, estamos entrenando a una generación no para pensar, sino para ajustarse. No para crear, sino para responder correctamente.
🧩 ¿Y tú? ¿Estás buscando trabajo… o aprendiendo a complacer a un espejo digital que te devuelve la versión “óptima” de ti mismo?



