En Palencia vive una mujer que, sin saberlo, se ha convertido en símbolo de lo que debería ser el verdadero progreso tecnológico. Milagros tiene 97 años y usa inteligencia artificial con total naturalidad. No por postureo. No por viralidad. Sino porque le es útil. Le mejora la vida. Le da autonomía.

“Uso muchísimo la inteligencia artificial. Es fácil. Me ayuda.”

Con esa frase, Milagros rompe en mil pedazos el mito de que la IA es solo cosa de jóvenes, de técnicos o de startups en Silicon Valley.

🤖 ¿Qué hace Milagros con la IA?

Según recoge El Español, la nonagenaria utiliza aplicaciones con IA para:

• Dictar correos y mensajes que antes no podía teclear.
• Preguntar recetas o resolver dudas cotidianas.
• Traducir palabras o frases que escucha en otros idiomas.
• Buscar datos curiosos o respuestas a sus inquietudes diarias.
• Y, sobre todo, sentirse más conectada al mundo.

💡 ¿Por qué es tan relevante?

Porque cuando hablamos de IA, solemos pensar en productividad, automatización, inversión o futuro del trabajo. Pero el verdadero cambio llega cuando alguien como Milagros puede participar de esa revolución.
Y no solo participar: disfrutarla.

“No me siento tonta usando esto. Me siento acompañada.”

Milagros no es una excepción. Es la punta visible de una generación que, si tiene acceso y contexto, puede derribar la brecha digital.

🌍 Brecha digital: ¿tecnología para quién?

La historia de Milagros nos interpela como sociedad y como industria. Porque:

• Si la IA no llega a personas como ella, no es inclusiva.
• Si las interfaces no están pensadas para su edad, no son accesibles.
• Y si los discursos tecnológicos la excluyen, entonces no es progreso, es privilegio.

Desde Sombra Radio creemos que el futuro no es solo para los que nacen con tecnología, sino para quienes la descubren, la aprenden… y la hacen suya.

📢 ¿Qué podemos aprender?

• Que la tecnología no necesita ser compleja para ser poderosa.
• Que el diseño debe poner a las personas, no a la innovación, en el centro.
• Y que detrás de cada historia viral, hay una lección de empatía digital.