¿Quién marca las reglas del juego cuando el poder es algorítmico?

La Comisión Europea tenía todo listo para presentar el Código de Buenas Prácticas en Inteligencia Artificial de Propósito General el 2 de mayo de 2025. Un documento clave para establecer cómo deben comportarse los gigantes tecnológicos al desarrollar y desplegar modelos como ChatGPT, Gemini o Grok-3.
Pero a último momento, Bruselas pisó el freno.
¿La razón? Presiones directas del gobierno de Estados Unidos y objeciones de empresas como Meta y Google.

🧾 ¿Qué es este “código de buenas prácticas”?

Es un conjunto de recomendaciones no vinculantes dirigidas a empresas que desarrollan modelos de IA de propósito general, es decir, sistemas capaces de realizar múltiples tareas cognitivas humanas.

Aunque no era una ley, el documento era un primer paso hacia una autorregulación coordinada con el futuro reglamento de la Ley de IA europea (AI Act).
El código buscaba compromisos sobre:

• Transparencia en los datos de entrenamiento.
• Medidas para evitar sesgos y daños sociales.
• Respeto por los derechos de autor.
• Evaluaciones externas de seguridad y robustez.

En resumen: evitar que la IA avance a toda velocidad sin frenos éticos ni democráticos.

🇺🇸 EE. UU. presiona, Europa retrocede

La sorpresa llegó cuando una carta enviada desde la Casa Blanca a Bruselas pidió “evitar medidas unilaterales que puedan perjudicar la innovación global”.
Empresas estadounidenses como Meta, Microsoft y Google también mostraron su rechazo frontal al borrador del código, alegando que podría generar duplicidad normativa y frenar la competitividad europea.

El resultado: el lanzamiento se aplazó sin nueva fecha confirmada. Y con ello, Europa vuelve a enfrentarse a una pregunta incómoda:

¿Puede realmente liderar una IA ética si depende de la tecnología —y la diplomacia— de otros?

🇪🇸 España: la voz disonante

Mientras muchos aceptaban el retraso, España alzó la voz.
Desde el Ministerio de Transformación Digital se calificó la situación como “preocupante” y se criticó que el nuevo borrador elimina toda referencia explícita a los derechos de autor, debilitando la posición de creadores, medios y artistas europeos.

En otras palabras: el nuevo texto, bajo presión, es más blando, más vago y menos europeo.

🤖 ¿Por qué esto importa?

Porque estamos hablando de las reglas del juego de la IA global.
Y si esas reglas las redactan exclusivamente las big tech de Silicon Valley, sin freno democrático, el riesgo no es solo técnico, es político.

• ¿Quién decide qué datos se usan para entrenar una IA?
• ¿Cómo se protege la propiedad intelectual de millones de creadores?
• ¿Qué derechos tiene un ciudadano frente a una IA que lo puntúa, entrevista o rechaza?

🧠 Una batalla menos visible, pero igual de peligrosa

La disputa por el código europeo no es solo una cuestión legal: es una muestra de cómo el poder blando se ejerce en la era algorítmica.
Y cómo incluso una región como Europa, pionera en regulación digital (con el GDPR y la Ley de IA), puede verse forzada a ceder frente a intereses comerciales y diplomáticos.

💬 En sombraradio.com…

Seguiremos analizando no solo lo que hacen las máquinas, sino quién decide qué pueden hacer.
Porque si dejamos que otros escriban el código del futuro, el precio lo pagaremos en libertad, derechos… y silencio.