Durante años, Scale AI fue uno de los pilares invisibles del boom de la inteligencia artificial generativa. Su rol: preparar, estructurar y etiquetar miles de millones de datos para entrenar modelos de lenguaje como Gemini, Claude o Copilot. Un eslabón crítico en la cadena de valor de cualquier modelo LLM.

Pero en junio de 2025, esa neutralidad se quebró: Meta adquirió el 49 % de Scale AI, invirtiendo más de 14.000 millones de dólares y llevando a su CEO, Alexandr Wang, a liderar una nueva división de “superinteligencia” dentro de Meta.

La reacción de Google fue inmediata: romper relaciones con Scale AI, cancelar contratos y buscar alternativas de confianza para seguir alimentando Gemini y sus proyectos internos. ¿La razón? Evitar cualquier fuga de datos o sesgo estratégico en manos del rival directo que más rápido crece: Meta.

⚔️ Una guerra silenciosa en los márgenes de la IA

Aunque los modelos, los benchmarks y los papers se llevan la atención mediática, la guerra real está en los datos. El entrenamiento de un modelo de IA no solo requiere GPUs, sino datos limpios, humanos revisores, anotadores expertos, y alineación ética.

Ahí es donde Scale AI destacaba: ofrecía a sus clientes datasets anotados de alta calidad, con procesos internos auditados y escalables.

Pero desde que Meta ha tomado el control casi simbólico (aunque formalmente no mayoritario), el resto de la industria ve a Scale con otros ojos. Empresas como Google, Microsoft, OpenAI y Anthropic temen que su relación con Scale ahora pueda ser un puente indirecto hacia Meta.

“No se trata solo de datos. Se trata de confianza. De saber que un proveedor no está alineado con tu competidor directo.” – Analista anónimo en el entorno de Google DeepMind.

🤝 Meta: el nuevo jugador autosuficiente

Desde el punto de vista de Meta, el movimiento es brillante:

• Asegura una fuente directa y de confianza para su modelo Llama 4 y sucesores.
• Refuerza su autonomía frente a Amazon o Microsoft.
• Diluye la dependencia de terceros, incluso para su supuesto compromiso con el open source.

Además, la salida parcial de Wang como CEO y su salto a Meta no es solo simbólica: marca el traspaso de know-how y talento clave hacia el campamento de Zuckerberg.

🌐 Un nuevo tablero de proveedores

Google, por su parte, está reconfigurando su red de proveedores de datos. Se habla de nuevos contratos con startups especializadas en anotación ética, curación de datasets multilingües, e incluso proyectos internos para sustituir lo que antes delegaba a Scale AI.

Todo esto ocurre mientras los reguladores europeos y estadounidenses observan cada movimiento:
¿Puede una inversión del 49 % desestabilizar la competencia en IA? ¿Hay riesgo de monopolio blando?

🧠 La era de la IA de bloques: ¿qué proveedor queda “neutral”?

Esta crisis deja una pregunta incómoda:
¿Existen aún proveedores de datos verdaderamente neutrales en el ecosistema de la IA?

Cuando Amazon invierte en Anthropic, Microsoft absorbe OpenAI, Google integra DeepMind y Meta se alía con Scale, los puntos intermedios desaparecen. Cada actor relevante se ve forzado a verticalizar su tecnología, sus datos y hasta su fuerza laboral.

Lo que está en juego ya no es solo rendimiento de modelos. Es control de la infraestructura cognitiva del futuro.